La montañosa provincia de Castellón, la segunda de España, nos brinda una orografía de profundos y estrechos barrancos, que contrastan con escarpadas laderas e innumerables cotas con su peculiar color rojizo.

También destaca esta sierra, al igual que toda nuestra Comunidad, por ser una de las que mayor concentración de Castillos de Montaña alberga. Mayoritariamente de origen árabe, como es el caso del Castillo de Castro, de origen árabe, y que tras la reconquista, fue pasando de mano en mano de la nobleza. Testigo y actor en las revueltas moriscas, tras la expulsión de estos, fue luego utilizado en las Guerras Carlistas fortificado de nuevo por el General Cabrera, y durante la Guerra Civil de 1936, fue utilizado como punto de observación por el Ejército Republicano.

Debido a la popularización del consumo de la nieve que se produjo a partir del siglo XVI, acompañado de unas condiciones climáticas favorables (Pequeña Edad de Hielo entre los siglos XIV y XIX)  en estas montañas se construyó una red de pozos de nieve, para abastecer de hielo a los pueblos de la Plana.

La nieve y el hielo, tradicionalmente se destinaban a la conservación de alimentos, a tratamientos terapéuticos, o a usos gastronómicos en la confección de bebidas refrescantes o helados.
Por suerte aún se conservan seis pozos de nieve o neveras, de las cuales tres se encuentran en muy buen estado, especialmente la de Castro, que data del siglo XVII y que fue restaurada por el empeño de una iniciativa privada, encabezada por Alex Piquer, natural de Alfondeguilla.

Estas construcciones, son ejemplo del incipiente comercio de la nieve que hubo en nuestras tierras, durante ese periodo frío anteriormente mencionado, el cual dio lugar a episodios de inviernos tremendamente fríos y húmedos, en los que abundaban las nevadas, y los que se llegó a producir la congelación del río Ebro y del lago de la Albufera.

A partir de mitas del Siglo XIX, este periodo frío retrocedió y es lo que hace ahora chocante que estemos hablando de estos depósitos, que recogían la nieve, y que ahora se encuentran situados en lugares y en alturas en los que no nieva ni un solo día al año.

A pesar de que Espadán, como el resto de nuestras sierras no son ricas en minerales, y los existentes, son de gran pobreza, la minería ha estado presente en estas tierras, en la que podremos encontrar un buen número de ejemplos de arquitectura industrial relacionada con esta actividad, así como, muchas bocaminas. 

En su mayoría, estas minas eran de cinabrio, mineral del cual se separa el mercurio. 
Pasaremos junto a una de ellas, ya casi cuando comencemos a descender a Alfondeguilla. 
La mayor concentración de este tipo de minas, las podemos encontrar en el municipio de Chóvar. 

El elevado coste de extracción del mineral debido a la gran mano de obra empleada, junto a la pobreza del mineral, y frente a la velocidad y abaratamiento actual de los medios de extracción y el transporte, pusieron de manifiesto la obsolescencia de estas explotaciones, las cuales fueron abandonadas entre los años 60/70 del pasado siglo, pasado a forma parte de un patrimonio arqueológico industrial.

Información sacada del blog:
RUTAS DE MONTAÑA,
blog de nuestro compañero Paco

https://pateandoporelmonte.blogspot.com/2017/01/castillo-de-castro.html