Quart de les Valls:
Este manantial de agua dulce abastece a todos los campos del norte de la comarca desde tiempos muy antiguos.
«La población, las riquezas y la felicidad del Valle dependen de la copiosa Fuente de Quart, cuyas cristalinas aguas brotan entre las arenas y guijo muy menudo. Los manantiales y balsas que de ellos resultan ocupan unos 300 pies de diámetro, dejando entre sí varias isletas y terrenos de seis pies de altura; se reúnen luego en un canal común, dividido después en otros, y van a fertilizar las huertas del Valle de Segó y Almenara. Cuidaron los vecinos de cercar con paredes aquel sitio para que no entren los ganados.»
A. J. Cavanilles (1.745-1.804)
El caudal máximo ha sobrepasado los 25.000 m3 por minuto, aunque debido a la proliferación de pozos de riego que se abastecen del acuífero, y por la sequía que padece el país en estos últimos años, el nivel de sus aguas suele ser inferior.
Desde el lago principal, se puede observar como mana el agua, y siguiendo sus acequias en cualquier dirección aún podemos encontrar algún antiguo molino. Al menos diez molinos harineros y arroceros trabajaban moliendo con sus grandes muelas de piedra de rodeno, aprovechando la fuerza que les proporcionaban los pequeños saltos de agua de las acequias.
Fuente: Ajuntament de Quart de les Valls





Sendero de la Ruta de los Aljibes
La Ruta de los Aljibes es un recorrido circular que parte desde la Font de Quart o de la Vall de Segó y visita los aljibes y las casetas de piedra seca ubicadas en el término municipal de Quart.
Los aljibes son depósitos diseñados para almacenar agua de lluvia en zonas montañosas. Constan de dos partes diferenciadas: una subterránea en forma de poceta, donde se recoge el agua y está revestida para evitar filtraciones, y otra en superficie que rodea la anterior, formando una estructura de piedra seca con una puerta de acceso. Se utilizaban para asegurar el abastecimiento de agua tanto para las personas como para el ganado en los cultivos de secano y en las canteras.
En la Vall de Segó se identifican dos tipos de aljibes: aquellos que aprovechan las escorrentías de los barrancos, más comunes, y los que se llenan por las filtraciones del rodeno. Los primeros fueron construidos principalmente por labradores propietarios de campos de secano y cazadores, siendo estos últimos quienes han continuado su mantenimiento. Los segundos fueron realizados por picapedreros que trabajaban en las canteras de rodeno.
Las casetas de piedra seca son edificaciones de diversos tamaños y formas construidas sin utilizar ningún tipo de material adicional, únicamente piedras encajadas unas sobre otras. No disponen de puertas y están orientadas hacia el este o el sur. Se construían dentro de los campos y se utilizaban para protegerse de la lluvia y el frío, así como para resguardar herramientas y otros implementos.
Los aljibes y las casetas de piedra seca forman parte del patrimonio cultural dejado por nuestros antepasados y que tenemos la responsabilidad de conservar.
Fuente: C. C. Excursionista La Vall de Segó









